Incluye |
I. Pérez Galdós:
Pérez Galdós. Un hombre en el sillón (No es diálogo)
Familiaridades trascendentales (No es diálogo)
El Madrid de Pérez Galdós (No es diálogo)
El hombre del siglo XIX (No es diálogo)
Humanidad (No es diálogo)
El último diálogo.
Véase Salaverría, José María. Galdós. El último diálogo
II. La generación del 98:
La generación del 98. Nación desplomada (No es diálogo)
Tiros al aire (No es diálogo)
Rivalidad y farsantería (No es diálogo)
Los vascos y el 98 (No es diálogo)
Neorromanticismo (No es diálogo)
Predominio del “Ethos” (No es diálogo)
Negadores y arbitristas (No es diálogo)
Revisión de valores (No es diálogo)
III. Ramón Gómez de la Serna y el Vanguardismo:
Ramón Gómez de la Serna y el Vanguardismo. La entrada en escena (No es diálogo)
Cafés románticos (No es diálogo)
La sagrada cripta (No es diálogo)
El déspota del café de Pombo (No es diálogo)
Clown y administrador (No es diálogo)
Caracteres (No es diálogo)
El que trajo las gallinas (No es diálogo)
Cada estilo su vocabulario (No es diálogo)
Literatura hermética (No es diálogo)
Una nueva voluptuosidad (No es diálogo)
El aire del tiempo nuevo (No es diálogo)
IV. Ramón de Basterra:
Ramón de Basterra. La Hermosa flor tronchada (No es diálogo)
V. Retrato de la época o una teoría del adorno:
Retrato de la época (I) o una teoría del adorno (No es diálogo)
VI. Salaverría más Salaverría:
Salaverría más Salaverría (No es diálogo).
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Notas |
[1]
Así figura en la mayoría de publicaciones del autor, sin el segundo apellido.
[2]
Petriz Ramos (1960, pág. 249, n. 1) explica que “Ipenza” e “Ipinza” eran variantes del apellido materno de Salaverría. Según escribió la viuda del autor en una carta a la propia Petriz Ramos, aunque José María Salaverría siempre firmó “Ipenza”, en los documentos personales las dos variantes fluctúan, porque Mariano Salaverría, el hermano del autor, convenció al final a José María de que “Ipinza” era el verdadero apellido.
[3]
Petriz Ramos afirma que José María Salaverría fue persona non grata para la República por su conservadurismo (1960, pág. 42). Ese sería el motivo para utilizar el pseudónimo de “El Capitán Nemo” por miedo a que tomaran represalias contra parte de su familia, que se encontraba en Madrid al estallar la Guerra Civil. La mujer del autor manifestó en carta a Petriz Ramos que en enero de 1937, reunida de nuevo la familia, Salaverría volvió a firmar con su nombre (1960, pág. 42 y en especial n. 48). Sin embargo, López de Zuazo (2008) consigna este mismo pseudónimo para José María Salaverría, y dice que lo utilizaría en ABC entre 1936-1939, por lo que prolonga su uso dos años más.
[4]
Es la fecha que aparece en la documentación presentada por Petriz Ramos (1960, págs. 296-297, pág. 300 y pág. 304), aunque Caudet Roca (1972, pág. 5) dice que nació el 28 de mayo del mismo año citando la misma bibliografía y sin explicar la discrepancia.
[5]
Así figura en el acta de defunción del autor, cuya reproducción puede leerse en el trabajo de Petriz Ramos (1960, pág. 304).
[6]
Véase la documentación reproducida por Petriz Ramos (1960, págs. 296-297, y pág. 304).
[7]
Véase el acta de defunción en Petriz Ramos (1960, pág. 304).
[8]
En 1901 ganó la oposición de delineante en la Tabacalera de Valencia, y en 1903 la plaza de cartógrafo en la Diputación de Guipúzcoa, puesto que abandonó en 1910. (Véase Petriz Ramos, 1960, págs. 33 y 37, y Caudet Roca, 1972, pág. 10).
[9]
Comenzó a publicar en El Pueblo Vasco. Gracias a Pío Baroja escribió crónicas en el periódico madrileño El Gráfico. En 1906 firma un contrato con España Nueva y publicó en Los Lunes de El Imparcial sus “impresiones de Castilla”. Esta obra se reunió en Vieja España. Impresión de Castilla, y fue prologada por Galdós. Publicó además en ABC y, en Buenos Aires, en La Nación y en Caras y Caretas. Fue corresponsal de guerra enviado por Caras y Caretas (1914-1915) y más adelante enviado por ABC a Londres, y luego a París (véanse Petriz Ramos, 1960, págs. 37-42 y Caudet Roca, 1972, págs. 10-20).
[10]
La obra de Salaverría se compone de ensayos (La afirmación española o El muchacho español, ambas de 1917), novelas (La Virgen de Aránzazu, 1909 o El oculto pecado, 1924), obras de teatro que no llegaron a estrenarse (La flor de Magdala, 1928 y Guerra de mujeres, 1921), cuentos (reunidos en Páginas escogidas, 1929, El muñeco de trapo, 1928 y El libro de las narraciones, 1936), libros de viaje (Tierra argentina, 1910 o Paisajes argentinos, 1918), y una serie de ensayos biográficos sobre personajes históricos (Íñigo de Loyola, Santa Teresa, Bolívar o el bardo vasco Iparraguirre). Escribió además diálogos que se publicaron en prensa, como Diálogo en la montaña o Galdós. El último diálogo.
[11]
El texto se publicó por primera vez de forma exenta en Caras y Caretas, Buenos Aires, nº 1568, 20 octubre 1928.
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