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Código de identificación BDDH368
Nombre del responsable

Celia Faba Durán [fecha primera versión 2021]

Fecha de última grabación

22/12/2022

Autor

Redondo, Fernando

Título

La religión del Dios-Sol. VI y último. Los librepensadores [Entrega periodística de la Serie La religión del Dios-Sol, 1916/03/25] [1]

Variantes del nombre del autor

Redondo Ituarte, Fernando

Redondo Ytuarte, Fernando

Fecha de nacimiento autor

1882, 2 noviembre

Fecha de muerte autor

1949, 8 marzo

Lugar de nacimiento autor

Mahón (Menorca, España)

Lugar de muerte autor

Ciudad de México (Ciudad de México, México) [2]

Actividad profesional autor

Militar, Esperantista [3], Teósofo, Escritor, Masón.

Fecha/Siglo

1916

Tipo de producción

Original

Lengua originaria

Castellano.

Difusión

Entrega periodística

De

La religión del Dios-Sol. Véase Redondo, Fernando. La religión del Dios-Sol [Serie periodística]

Materias

Controversia religiosa.

Religión.

[4]

Temas secundarios

Espiritualidad.

Número de interlocutores

2

Interlocutores

Nombre: Sacerdote del Sol
Categoría: Religioso. Sacerdote. Confesor


Nombre: Descreído [5]
Categoría: Arquetipo

Enunciación

Enunciación directa

Lenguas del texto

Castellano.

Tipo de testimonios

Artículos en prensa periódica

Artículos en prensa periódica

Código: 1
Autor: Redondo, Fernando
Título: La religión del Dios-Sol. VI y último. Los librepensadores
Publicación periódica: Los Quijotes, año II, núm. 26. [6]
Fecha y páginas: 25 marzo 1916, págs. 5-6.
Descripción: Elaborada por Celia Faba Durán [BDDH368DAP1v1 - 85KB]  
Ejemplar digitalizado: Madrid. Nacional, ZR/1709
Reproducción digital: Madrid. Nacional, ZR/1709 [BDDH368AP1 - 300KB]  
Link: hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0028611323&page=5&search=&lang=es

Notas

[1] Este diálogo forma parte de una colaboración realizada por Redondo para la revista preultraísta Los Quijotes (Madrid, 1915-1918). En dicho conjunto de artículos el autor señala los aspectos más significativos de la religión del Dios-Sol, trasunto del catolicismo junto con elementos de confesiones politeístas. El propósito de estos textos es la demostración de que todas las confesiones presentan análogos mitemas, hecho que refuerza el origen común de todas ellas. El primer texto está dedicado a «La Navidad», que cuenta el nacimiento del Fuego, hijo del Dios-Sol y de Maya; mientras que el segundo, «El calendario», explica cómo se organizaron los días, los meses y cómo debía medirse el tiempo en años. Después se publicó «La Anunciación», que aborda el equinoccio de primavera como celebración de la vida, representada en lo masculino y femenino. Por último, vieron la luz «El culto», «La Pascua» y «Los librepensadores» que relatan, respectivamente, los rituales de la religión del Dios-Sol, la fiesta central del cristianismo y el debate entre el Sacerdote y el Descreído, siendo este último el único diálogo de la serie de entregas de Redondo.

[2] Tras el fin de la Guerra Civil, se exilió con su familia a Francia y, desde allí, a México, donde falleció en marzo de 1949. Durante este tiempo, tanto él como su familia, recibieron ayuda del SERE (Servicio de Evacuación de Refugiados Españoles) y del CTARE (Comité Técnico de Ayuda a los Refugiados Españoles).

[3] Su pasión esperantista propició su participación en la creación de la revista Homaro (1910) -en castellano, Humanidad- junto al editor Emilio González Linera y al militar Julio Mangada Rosenörn. En dicha publicación, se tradujeron numerosas obras de la literatura española, gracias al trabajo de un nutrido grupo de miembros de diversas asociaciones de esperantistas españoles. Retirado de su actividad militar desde 1933, se reincorporó a su puesto tras el golpe de estado de julio de 1936 para luchar junto a la República en el seno de la Columna Mangada, que tenía su base de operaciones en el frente de la sierra de Guadarrama. En 1937 fue nombrado Jefe del Estado Mayor en Menorca, lugar que abandonó camino del exilio cuando las tropas sublevadas ocuparon la isla. Publicó Patria y bandera en 1907 y, posteriormente, en 1934, Las matemáticas de la moral: notas para un manual de Teosofía.

[4] En el diálogo se aprecia la confrontación de varias corrientes de pensamiento: el catolicismo –aunque no se nombre esta confesión–, la teosofía y el librepensamiento, aunque los límites entre estas dos últimas son difusos en el texto. El librepensamiento aboga por el rechazo al dogmatismo, ya sea religioso o de cualquier otro tipo, pues considera que la razón es el único instrumento válido para distinguir la verdad de la falsedad. Ya desde el título aparece el concepto de librepensador, relacionado tradicionalmente con el descreimiento, el escepticismo y la falta de fe, ideas que no son realmente apropiadas, puesto que el librepensador no siempre rechaza el catolicismo, sino que trata de explicarlo. En cuanto a la teosofía, esta doctrina «pretendía ser un humanismo de nuevo cuño, bajo el lema: “no hay religión más elevada que la Verdad”, en busca de la fraternidad universal y del conocimiento sagrado, pero asentado en ideas exóticas» (Louzao, 2008, pág. 509). La teosofía española siguió sus propios rumbos, lo que provocó que con frecuencia asimilara postulados de otras corrientes ideológicas (Louzao, 2008, pág. 520) como el vegetarianismo –que se cita dentro del diálogo– o el esperantismo, del que el autor era fiel seguidor. Estas nuevas tendencias habían experimentado en las últimas décadas del siglo XIX un notable aumento en el número de seguidores, gracias a publicaciones como Las Dominicales del Libre Pensamiento, erigida como «el órgano de la Federación Internacional de Libre Pensamiento de España, Portugal y América Latina» (Álvarez Lázaro, 1986, pág. 79), que recogía todo aquello que divergía de los movimientos hegemónicos.

[5] Redondo dibuja al Descreído como un teósofo, cuyo pensamiento se asienta en la recopilación de «las verdades auténticas de cada una de las tradiciones religiosas y espirituales de la humanidad, atacando por un lado a la religión dogmática y, por otro, al materialismo científico» (Louzao, 2008, pág. 509). A lo largo del diálogo se aprecia cómo el Descreído busca el acercamiento a Dios a través del conocimiento, pues es ahí donde se encuentra la verdad y no tras la ocultación de la que hace gala el Sacerdote del Sol.

[6] La revista Los Quijotes fue fundada en 1915 por Emilio González Linera, quien con anterioridad había editado Luz española, escrita en castellano y esperanto, y precursora de Homaro. La publicación, que contó con un total de 88 números, tuvo un carácter quincenal entre marzo de 1915 y octubre de 1918. En ella se publicaron relatos, estudios, diálogos, cartas, poemas y crítica bibliográfica, además de traducciones, algunas de ellas elaboradas por Cansinos Assens, de Apollinaire, Reverdy o Roger Allard.

Bibliografía

Elaborada por Celia Faba Durán [BDDH368Bv1 - 74KB]  

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