Notas |
[1]
Con este nombre firmaba sus “Semblanzas”, serie de crónicas publicada en el diario La Voz entre 1927 y 1931 en la que, según González Soriano (2016), retrataba personajes y hechos coetáneos de forma ligera. El investigador también comenta que este seudónimo “hacía alusión simbólica a lo más primitivo, ‘africano’ del carácter de nuestra raza hispana, lo que preludiaba ya, sin duda, en buena medida el tono de menor gravedad o de desenfado de la sección” (pág. 843).
[2]
Colaboró con varios periódicos y revistas, principalmente nacionales, como El Liberal, El Fígaro, El Sol o Blanco y Negro, entre otras cabeceras (González Soriano II, 2016, págs. 1-3). También publicó algunos libros: Ensayos e imaginaciones sobre Madrid (1919), Historia cómica de un pez chico (1922), Viaje por las escuelas de España (1926-1929), etc. (González Soriano II, 2016, págs. 340-342).
[3]
A lo largo del diálogo, los interlocutores debaten sobre las conexiones existentes entre el mundo del arte y el de la política, tal y como adelanta la primera intervención: “El Sr. Dato.—¿Usted no cree que la política es también un arte?... ¿Dice usted que no?… Puede que tenga razón, porque sólo llamará artes a las Bellas artes” (pág. 6). Ambos personajes analizan las similitudes y diferencias desde sus respectivos oficios (escultor y político) y emitirán durante sus reflexiones varios juicios en torno a ellos.
[4]
En una de sus intervenciones, “el Sr. Dato” comparte afirmaciones desencantadas sobre la nación española, condensadas en las siguientes palabras: “Nosotros tenemos en contra dos prejuicios. Uno el de que el pueblo es admirable, que su alma está cruzada de vetas riquísimas y que su corazón es un tesoro. Toda la energía y la sabiduría están en el pueblo según ese prejuicio que Costa, por ejemplo, defendió mientras vivió hasta que al final de su vida se convenció de que tan España eran los políticos como el pueblo” (pág. 6).
[5]
Representación ficticia de Eduardo Dato Iradier (La Coruña, 1856–Madrid, 1921), jurista, político y máximo representante del Partido Conservador desde 1914 hasta su asesinato. Ocupó varias carteras ministeriales y, además, la jefatura de Gobierno en tres ocasiones: 1914-1915, 1917 (afrontando la conocida huelga general de dicho año) y 1920-1921 (Carlos Seco Serrano, 2018, sin pág.). En el preámbulo del texto queda patente la opinión del autor hacia su persona: “En cuanto al Sr. Dato, acostumbrado a las referencias inexactas, ¿qué le importa una más?” (pág. 6).
[6]
Seudónimo empleado en la vida real por Antonio Rodríguez Hernández (Mora de Ebro -Tarragona-, 1889–Madrid, 1919), escultor reconocido por sus representaciones de tipos populares, como las que conforman su colección “Bustos de la Raza”, con piezas tituladas “La minera de Puertollano” o “El ventero de Peñalsordo”, entre otras. Estuvo particularmente influido por escultores del Renacimiento italiano: Miguel Ángel, Donatello o Verrocchio (Diccionario Biográfico Español, 2018, sin pág.).
[7]
El ejemplar digital procede de la Hemeroteca Digital de la BNE, pero la descripción se ha realizado, por motivos de disponibilidad, con consulta directa del fondo de la Biblioteca del Ateneo de Madrid, sin diferencia, en este caso, entre ellos.
[8]
La introducción se encuentra en las págs. V-VI; el estudio de Tuñón de Lara, en las págs. VII-XVII; y el de Montero, en las págs. XIX-XXII.
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