Notas |
[1]
En este como en los demás diálogos se alude a la I Guerra Mundial. No hay que olvidar que el libro que los contiene, Cuentos de la Guerra, se edita en 1915 cuando los aliados, después de perder en Francia tres importantes batallas, consiguen detener al enemigo en la batalla del Marne. Comienza entonces la llamada «guerra de trincheras».
[2]
Los personajes se refieren a los libros de caballerías. El Ventero compara su lectura con la de la prensa del momento que informa puntualmente de las noticias bélicas.
[3]
Ambos son personajes del Quijote de Miguel de Cervantes. Aunque nunca concurren en la novela, ‘salen’ juntos de las páginas del libro para visitar el mundo real. Don Diego de Miranda, el caballero que comparte con don Quijote clase social y generacional, y procedencia geográfica (pero no código de valores), está presente en los capítulos XVI-XVIII de la segunda parte del Quijote. El Ventero, hombre rudo y aficionado a la lectura de los libros de caballerías, regenta la venta donde sirve Maritornes y en la que permanecen don Quijote y Sancho en los capítulo XVI-XVII y XXXII-XLVI de la primera parte.
[4]
La autora somete a la lengua a una eficaz arcaización artística, que también se hace palpable en el resto de los diálogos. En éste, la identificación de los personajes va más allá de la utilización de sus nombres: el Caballero del Verde Gabán utiliza expresiones tomadas literalmente de su personaje: «…perdigón manso […] hurón atrevido...» (Don Quijote de la Mancha, Madrid, RAE, 2005, p. 664) y llama al hijo por su nombre… El Ventero, aficionado a los libros de caballerías, refiere que en su venta, durante el tiempo de la siega, algún segador suele leerlos en alto y él mismo los escucha junto con los demás labriegos (Don Quijote de la Mancha, Madrid, RAE, 2005, p. 321).
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