Repertorios bibliográficos |
Andrés Renales, n. 189 y n. 190.
Antonio, N. Vetus, I, pág. 284
CCPBE, n. CCPB000011043-4
Ferreras. Diálogos, n. 42.
Ferreras. Dialogues, I, pág. 25.
Gómez, n. 61.
Palau, VI, n. 99539.
Simón Díaz. BLH, X, n. 4360
USTC, n. 344079
Wilkinson. IB, n.9397
OTROS: CCILA, n. BSF-14225
García Icazbalceta, Bibliografía Mexicana, n. 103
Toribio Medina, La imprenta en México, n.98
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Notas |
[1]
Othón Arróniz plantea la posibilidad de que García de Palacio sea únicamente el autor de los libros III y IV, mientras que el I y el II podrían haber salido de la pluma de otro autor, quizás Eugenio de Salazar, según Arróniz. Las razones que aduce para justificar su opinión se basan en una aparente discordancia de estilo (menos retórico en los libros finales) y los escasos conocimientos que en esos años tendría García de Palacio del oficio militar, que no se corresponderían con el dominio que se exhibe en la obra (Othón Arróniz, El despertar científico en América. La vida de Diego García de Palacio. Documentos inéditos del Archivo de Sevilla, México, Universidad Autónoma Metropolitana, 1980, págs. 44-52). El único estudio posterior que se hace eco de esta hipótesis es el de Laura Manzano Baena en la introducción a su edición, pero se limita a anotarlo sin señalar si concuerda o disiente con Arróniz. En mi opinión, los argumentos de Arróniz son poco consistentes y no se aprecia esa diferencia de estilo más allá de que las cuestiones que se plantean en los libros III y IV son de tipo más práctico y la respuesta es más concreta que en las teorizaciones genéricas de los libros I y II.
[2]
Othón Arróniz, 1980, pág. 64 y Laura Manzano, “Estudio preiliminar”, en García de Palacio, Diego, Diálogos militares, Madrid, Ministerio de Defensa, 2003, pág. 17.
[3]
Othón Arróniz, 1980, pág. 137 y Laura Manzano, 2003, pág. 19.
[4]
Oidor es el título que figura en la obra, pero Diego García de Palacio fue también procurador fiscal y promotor de justicia de la Audiencia de Guatemala, alcalde del crimen en México, capitán de armada, rector de la Universidad de México, consultor del Santo Oficio y visitador de la provincia de Yucatán (Othón Arróniz, 1980, págs. 63-138 y Laura Manzano Baena, 2003, págs. 17-19).
[5]
La obra trata diferentes asuntos relacionados con el Arte de la guerra, como las cualidades necesarias en los diferentes oficiales del ejército, la justicia de la guerra, los diferentes órdenes en batalla, etc. También dedica uno de los cuatro libros a la artillería y las diferentes fórmulas de composición de la pólvora.
[6]
Además de lo ya dicho en la nota referente a las materias, se trata brevemente de la situación del oficio militar en las Indias, ya que uno de los interlocutores, el Vizcaíno, desea pasar allí y, por ello, solicita cierta información al Montañés, quien acaba de regresar de la zona. Es una breve introducción a la cuestión fundamental, la de la descripción de diferentes aspectos de la milicia. Una de las cuestiones planteadas será la del papel del honor en la verdadera nobleza que debe exigirse al buen capitán.
[7]
Othón Arróniz considera que el Vizcaíno sería trasunto de Eugenio de Salazar y el Montañés de García de Palacio, aunque sus argumentos resultan poco convincentes, pues se basa en la presunta relación de los dos autores y en que Salazar había estado en Italia, al igual que el Vizcaíno. Sin embargo, para Martínez Martín, 2018, págs. 150-151, estos nombres serían genéricos y solo buscarían relacionar a los personajes con un linaje hidalgo, por ser nacidos en el norte de España.
[8]
En la obra se señala que el Montañés no solo es soldado, sino “docto en los derechos”.
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