[1]
Baptista Monardis es el nombre utilizado en la dedicatoria de la Pharmacodilosis, lo que hizo pensar a algunos que se trataba de un autor distinto de Nicolás Monardes; Rodríguez Marín (1925, 34-35) demostró que se trata del mismo. Monardes es castellanización del apellido Monardis, familia de origen genovés afincada en Sevilla en el siglo XV (Rodríquez Marín 1925, págs. 18-20).
[2]
Rodríguez Marín (1925, pág. 20) propuso la fecha de 1507 o 1508, frente a la de 1493 que defendían los primeros trabajos sobre Monardes. Guerra (1961, págs. 174-176) consideró de nuevo plausible que naciera en 1493 y Pardo Tomás (2002) no se decanta por ninguna de las dos.
[3]
Rodríguez Marín (1925, págs. 32 y 87).
[4]
Casado con Juana Cortés Ramírez, hija de Hernán Cortés.
[5]
La loa a la utilidad del hierro para todas las actividades de la vida, incluido su valor terapéutico, se contrapone a las críticas a la plata y, sobre todo, al oro, metal que considera inútil para usos medicinales.
[6]
Encarece las posibilidades que abrió la aguja de navegar para la navegación, la importancia de los relojes en la organización de la vida social, y la utilidad múltiple de las agujas de coser, que habían causado asombro a los habitantes de las tierras conquistadas en América.
[7]
En el elogio del hierro destaca su importancia para la fabricación de armas y la capacidad de conseguir el poder a través de la guerra.
[8]
Al comienzo, Burgos hace una descripción vívida y expresiva de los asiduos a la Casa de Contratación de Sevilla, que Monardes conocía también por sus múltiples negocios, en buena parte relacionados con el tráfico de esclavos.
[9]
Ortuño, vizcaíno asentado en Sevilla, parece ser comerciante de hierro; describe las técnicas siderúrgicas utilizadas en Vizcaya, con especial énfasis en las minas de Mondragón, pero en su casa de Sevilla, en cuyo portal se desarrollan las dos partes del diálogo, tiene un almacén con grandes planchas de hierro, no una herrería, como señalan Picatoste n. 496 y quienes le siguen.
[10]
Francisco Guerra (1961, pág. 267) afirma que esta edición se hizo a partir de la traducción latina de Carolus Clusius de 1605. Solo incluye el Diálogo del hierro y el Tratado de la nieve.
[11]
Es una transcripción del texto, sin aclarar qué edición sigue (por la reproducción de la portada, parece ser la de 1574), que no aporta información nueva sobre la obra respecto a ediciones anteriores.
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