Notas |
[1]
Suele emplear el pseudónimo “El Sastre del Campillo” en sus publicaciones en prensa periódica (como, además del presente caso, en Alma Española, 1904 o El Liberal, de Madrid), no tanto en su producción lírica o dramática. Otro coetáneo usa el mismo pseudónimo: Antonio Zozaya Jou (1859-1943), en La justicia (1895) (López de Zuazo. Catálogo periodistas s. XX, s.v. Sastre del Campillo, El, pág. 575 e ídem en López de Zuazo. Diccionario seudónimos s. XX, pág. 153).
[2]
Su pseudónimo remite al refrán clásico castellano que ya registra Sebastián de Covarrubias: “El sastre del campillo, que cosía de balde y ponía el hilo”, aludiendo a los servicios prestados no solo sin beneficios sino con pérdidas (Tesoro de la Lengua Castellana o Española, Madrid, Turner, 1977 y reeds., s.v.). Con título homónimo (El sastre del Campillo), se escriben dos piezas dramáticas en el siglo XVII: de Luis Belmonte Bermúdez (1613) y de Francisco Antonio Bances Candamo (c. 1691).
[3]
Su labor periodística se inicia en Valladolid, en diarios como El eco de Castilla o La opinión, del que llegó a ser director; continuó en Madrid, en periódicos como principalmente El Liberal, con colaboraciones de contenido satírico, donde popularizó su pseudónimo; colaboró en diversos diarios, entre ellos el combativo España Nueva, y fue redactor de revistas gráficas como los semanarios Nuevo Mundo o su competidor Blanco y Negro. Fue promotor de la Asociación de la Prensa de Madrid. Como militante socialista, desde 1912 escribió en los semanarios Vida Socialista y Acción Socialista. Comenzó su carrera dramática en España con la comedia lírica y anticlerical Ruido de campanas (1907) y la zarzuela Las bribonas (1908), musicada por Rafael Calleja. Se asentó desde 1915 en Buenos Aires, adonde tuvo que emigrar perseguido por la “ley de Jurisdicciones” a causa de un artículo que publicó en Acción Socialista (Saborit, s.f.: págs. 585 y 667); continuó allí su dedicación al periodismo como redactor de El Suplemento y La Novela Semanal, y sobre todo desarrolló una carrera brillante como letrista (tonadillas, cuplés, tangos) y como dramaturgo satírico y festivo de un buen número de piezas. “Casi todas sus obras incluían canciones que él mismo escribía […], en su mayoría compuestas en colaboración con el maestro Manuel Joves” (Huerta, Peral y Urzáiz 2005: 455a, s.v.). Como nota precautoria: no se debe mezclar a los dos firmantes como “Sastre del Campillo”, pues no se sabe que Martínez Viérgol fuera el que escribiera en La Justicia o El Nacional, que López de Zuazo identifica con Antonio Zozaya; cf. arriba, nota 1).
[4]
Joaquín Xaudaró (Vigan, Filipinas, 1872-Madrid, 1933), nacido en las Filipinas aún hispánicas, se formó en Londres y París y vivió en Barcelona. Fue un célebre dibujante, ilustrador y caricaturista de diversos periódicos españoles y franceses; trabajó de forma regular para Blanco y Negro y ABC. También fue autor de películas de dibujos animados, género del que se lo considera pionero (Candel Crespo 1993: pág. 2).
[5]
Política: Aquí dialogan en vigilia los botines del ministro, y confirman mientras él duerme lo mucho que ha cambiado desde que es ministro y el tipo de vida que llevan a partir de entonces sus zapatos. Con original punto de vista literario, desde abajo, desde los pies y los botines, estos valoran metonímicamente la composición del Consejo de ministros y la principal preocupación de actualidad: la guerra con Estados Unidos. En 1897, tras el asesinato de Cánovas, había tomado el poder el liberal Sagasta, que convoca nuevas elecciones en plena guerra (27-03-1898) y remodela parcialmente el gobierno el 5 de agosto de 1898. Nombra al Sr. Auñón ministro de Marina (aludido en el texto), y ministro de Estado a León y Castillo que, sin embargo, no quiso dejar la embajada de París (información que debo a Mª Jesús Fraga); entonces designa al duque de Almodovar del Río, el mencionado en el título de este diálogo. Su nombre completo es Juan M. Sánchez y Gutiérrez de Castro, Duque de Almodóvar del Río (Jerez de la Frontera, 15-12-1850 – Madrid, 23-06-1906); aparte de prohombre de Jerez y de su vino (es hijo de bodeguero), fue el ministro del gobierno liberal que este mismo año cedió Cuba (Tratado de París, 1898) y luego dividió Marruecos con Francia en 1906 (Conferencia de Algeciras). Las fechas de este ministerio de Estado fueron del 24 de mayo de 1898 al 4 de marzo de 1899.
[6]
Sucesos particulares: En este caso un suceso de absoluta actualidad, pues la remodelación parcial del gobierno ha tenido lugar el día anterior (5 de agosto) al de la conversación de estos dos botines. La guerra entre España y Estados Unidos acabará una semana después, el 12 de agosto, pero desde el mes anterior, tras la batalla naval de Santiago de Cuba (3 de julio), el gobierno de España intentaba negociar la paz.
[7]
Como calzado del ministro de Estado, los botines registran y describen sus desplazamientos acostumbrados y los de nueva planta (derivados de su reciente nombramiento), lo que sirve sobre todo para mirar con ironía el mundo de la administración y, en especial, de la administración del estado (Consejo de ministros).
[8]
Los botines del ministro de Estado hablan en tanto duerme su dueño, como dice al final el texto: “(El ministro despierta y los botines se callan)” (pág. 6).
[9]
Los zapatos del duque se definen respectivamente en la conversación como izquierdo y derecho, lo que determina las funciones respectivas: “-¡Calla, animal! ¡Parece mentira que seas compañero mío, aunque izquierdo!... /-¿Qué quieres? Todos no podemos ser botines derechos” (pág. 5).
No solo ellos dos, sino el calzado de los demás ministros sentados en la mesa del Consejo es metonimia representativa de los ministros de cada ramo y de sus preocupaciones específicas.
[10]
“Blanco y negro” es revista gráfica, en estos años de periodicidad semanal; junto con ABC pertenece al grupo editorial Prensa Española S. A.
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