Notas |
[1]
Registrado así en el lomo del Mss. M-53 (Biblioteca Menéndez Pelayo de Santander).
[2]
Registrado así en la Tabla genealógica de la familia Mudarra (Real Academia de la Historia, Mss. 9/331, f. 129v).
[3]
Dato extraído del prólogo a la transcripción moderna de Nuestra Señora de la Nueva, obra también de Pedro Mudarra de Avellaneda, realizada por el Párroco-Arcipreste de San Martín de Valdeiglesias, don Ramón Fernández, y publicada sin pie de imprenta, con una tirada muy reducida de ejemplares que, según parece, fueron repartidos entre los sanmartinenses (Grigoriadu 2015: 393).
[4]
Fecha registrada en el Libro de Difuntos 1º (Mss. s/s, f. 54) custodiado en el Archivo Parroquial de San Martín de Valdeiglesias (Grigoriadu 2015: 392-392).
[5]
Datos extraídos de los textos "Al excelentísimo Señor mío, el Conde de San Esteban" (fols. 128r-136r), "A los Hermanos de la Tercera Orden de San Francisco de la villa de San Martín" (fols. 137r-145r), y "Don Pedro Mudarra de Avellaneda al padre fray Gregorio de Veydacar y Peralta, monje bernardo en San Martín de Valdeiglesias" (fols. 146r-147r), incluidos todos en el Mss. M-53 (Grigoriadu 2015: 392).
[6]
Considerar la creación del "Diálogo del ayo del Alma" como parte del material didáctico de Pedro Mudarra, puede llevar a la datación más o menos precisa de dicha obra; si Mudarra, siendo preceptor de don Felipe Baltasar, redacta la carta "Al excelentísimo Señor mío, el Conde de San Esteban" a su ilustre discípulo entre 1606 y 1610, se puede suponer que el Diálogo fue creado durante el primer cuarto del siglo XVII (Grigoriadu 2015: 395).
[7]
Don Pedro Mudarra de Avellaneda, como tutor de un futuro gobernante al que debe preparar moralmente para la recta administración de sus estados, elige para su diálogo un tema clásico y, a la par, profundamente arraigado en la ética cristiana: la conciencia como amonestadora del alma, y su función primordial en la elevación moral del hombre. Citando, primero entre varios, al estoico Epicteto, copia sin reparos al gran humanista flamenco Justo Lipsio, máximo representante del estoicismo renacentista, que pretendió conciliar la filosofía estoica con la doctrina cristiana; la identificación de la filosofía y la moral, de la virtud y la felicidad, y la interpretación de la apatía estoica a través del desprecio cristiano del mundo, son algunas de las ideas fundamentales de su filosofía neoestoica. Lipsio, dedica el quinto capítulo del primer libro de sus Políticas —obra concebida como tratado de instrucción de gobernantes, un ‘espejo de príncipes’— a la conciencia, hija de la piedad, como una centella de recta razón y un eco interior del llamamiento de Dios al hombre; Mudarra, haciendo de su diálogo una encendida alabanza de la conciencia como orientadora moral del alma, “juez y demonstradora de lo bien y mal hecho”, pone en boca de su ‘Alma’ varios fragmentos de este capítulo (Grigoriadu 2015: 395).
[8]
Entre las numerosas apostillas marginales a lo largo del texto, se registran varias que remiten a las Sagradas Escrituras, la patrística grecorromana, los Salmos, a San Pablo, Orígenes, San Isidoro y San Agustín (Grigoriadu 2015: 394).
[9]
Pedro Mudarra de Avellaneda no solo copia parte del contenido de las Políticas de Justo Lipsio sino imita también la forma de dicha obra; escribe su diálogo en forma de centón, género muy frecuente en las literaturas griega y latina que vuelve a aparecer precisamente en las Políticas, componiéndolo con trozos literarios de diversos autores. Así pues, por sus páginas se registran frases en latín de Salustio, Juvenal, Horacio, Terencio, Claudiano, Silio Itálico, de los Salmos, de San Pablo y de San Isidoro-; en italiano, algunos versos de Francesco Petrarca; y una sola frase en griego, escrita con caracteres latinos, de las Políticas de Justo Lipsio (Grigoriadu 2015: 397).
[10]
Manuscrito n. 21, en Artigas y Sánchez Reyes. Mss. Bibl. Menéndez Pelayo. El Diálogo del ayo del Alma o De la conciencia, borrador autógrafo de don Pedro Mudarra de Avellaneda, ocupa los diecisiete primeros folios de este manuscrito (Grigoriadu 2015: 394).
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