[1]
Se trata de una obra unitaria en tres partes, como explica en f. Aii r: “Va el presente libro dividido en tres partes”: 1ª) Diálogos o coloquios en alabanza de la buena pluma y declarando la necesidad que todos tienen de saber escribir; 2ª) Arte brevísima por la cual cada uno puede salir buen escribano en menos de dos meses sin materias y sin maestro y 3ª) Arte de ortografía. Sólo esta última no es dialogada. Las partes se anuncian: “Comiença la primera parte….” (fol. A r) y “Segunda parte del libro intitulado honra de escribanos…” (fol. Fiii r). También hay tabla de materias única. Es un procedimiento habitual tanto en diálogos sobre escritura como en coloquios de enseñanza de lenguas, a menudo acompañados de piezas del estilo, artes de gramática, de ortografía, etc..
[2]
Véase Cotarelo y Mori (1914-1916: II, n. 625) y Aquesolo (1966: 40).
[3]
Del prólogo de la obra se deduce que esta hubo de imprimirse en vida del autor; véase n. 4.
[4]
Véase Aquesolo (1966: 38-40). Madariaga Orbea (2006: 196), en cambio, propone Zeanuri como localidad natal de Pedro de Madariaga.
[5]
En el prólogo leemos: “Procuré de ponerlo por obra introduziendo nueuo modo de enseñar y arte nueua en el año de 1562 en esta insigne universidad de Valencia, do[n]de los señores jurados y sapientíssimo senado vale[n]ciano me dieron aula pública por auto de notario para que diesse demonstración de lo que yo prometía. Después acá he enseñado y experimentado esta arte [...] han sido de mi parte más de quinientos discípulos que en este poco tie[m]po se han ayudado desta industria” (h. A6 r-v; cito por la primera edición). Por otra parte, la rara insistencia en hablar de la profesión de mercader y el modo en que se hace llevan a pensar que el propio autor pudo haberla ejercido. Aquesolo (1966: 41), además, aventura la posibilidad de que fuera soldado.
[6]
Ya presente como tema en la Segunda Parte, aunque será el objeto principal de la Tercera.
[7]
Muy en especial la del escribano. En los diálogos IV (f. 21 r-22 r) y VI (f. 33 r-34 v), se trata de la vida del mercader.
[8]
En la Primera parte dialogan 17 interlocutores y en la Segunda 6.
[9]
Véase f. 8 r.
[10]
Véase f. 8 r.
[11]
Véase f. 21 r-v.
[12]
Véase f. 26 r.
[13]
Véase f. 26 r.
[14]
Los primeros 17 interlocutores pertenecen a la primera parte de la obra: Diálogos o coloquios en alabanza de la buena pluma y declarando la necesidad que todos tienen de saber escribir. Varios personajes de la Primera parte carecen de referencia explícita que permita otorgarles una categoría específica. En una mayoría de casos puede deducirse su condición de caballeros (f. 19 vto., f. 35 vto.) y, por supuesto, todos son eruditos por su hablar y por su manejo de citas doctas.
[15]
Antígono y Florencio no se definen como estudiantes más que de modo indirecto en el texto: Antígono escribe “mal” (f. 43) y Florencio dice “Mi maestro suele decir…” (f. 43 v) y alude más adelante a la utilidad de “nuestros estudios” (f. 49). De todo ello cabe deducir que el autor presenta, en este primer diálogo introductorio a la Segunda Parte, a dos estudiantes, uno bueno (Florencio), que sustenta la necesidad de aprender a escribir por los preceptos del “arte”, y otro más despreocupado y práctico (Antígono) que no comprende esa necesidad.
[16]
Los 6 interlocutores, desde Antígono hasta Ginto, pertenecen a la segunda parte de la obra: Arte brevísima por la cual cada uno puede salir buen escribano en menos de dos meses sin materias y sin maestro. Ginto es específicamente “repetidor de la escuela” (f. 50), lo que significa que ayuda al maestro repasando y repitiendo con los alumnos la lección dada por aquel, por lo que está más cerca del profesor –sin serlo en realidad–, que del estudiante. Con todo, tendrá en varios momentos función también discipular con respecto al Maestro, en especial cuando éste comienza a explicar por menudo los preceptos de su “arte”, a cuya comprensión por los alumnos también ayuda, como “repetidor”, Ginto.
[17]
Se trata de una copia mss. de la edición de 1565, llevada a cabo por Francisco Javier de Santiago Palomares; después perteneció a Mr. Clulow y a Philip Hofer. Véase Martínez Pereira (2006: 432-433).
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